Y volvimos a un Fitur como los de antes

Eventos 23/01/2023
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Fitur 2023: teníamos muchas ganas


¿Como los de antes de qué? Pues ya os imagináis… La Pandemia supuso un drástico punto de inflexión en muchos sentidos, pero sin lugar a dudas, cualquier actividad de carácter presencial se vio afectada en mayor medida. Los eventos, en particular, sufrieron mucho. Fitur también, pese a los esfuerzos de su organización, empeñada en remar contra marea y la opinión pública, por no rendirse al devastador poder del virus. Una cabezonería tan loable como criticada, de la que han hecho gala durante dos años eternos y que, a la postre, ha sido, de algún modo, recompensada.

Al contrario de lo acontecido con otras grandes ferias internacionales, esta no cayó en ningún momento en la tentación fácil, nunca mordió la manzana envenenada de la cancelación. Porque, por muy duro que pudiera resultar resignarse y dejarse arrastrar por la avalancha de la cautela, lo cómodo (¿lo prudente?) hubiera sido seguir los pasos de la mayoría y esperar a que llegaran tiempos mejores. Sin embargo, nunca lo hicieron. Esta cita es diferente, está hecha de otra pasta.

Crearon Fitur Live Connect, su plataforma virtual, conscientes de que el formato híbrido, igual que sucede con los coches, ofrecía mayores garantías. Establecieron también férreos protocolos de seguridad, implantaron un sinfín de medidas preventivas y flexibilizaron las políticas de pago y de «no-show» (revenue management en estado puro). Así se mantuvieron hasta el último momento. Temblando, seguramente, pero firmes, con la cabeza bien alta.

A la postre, no les quedó más remedio que aplazar, pero incluso haciéndolo, habían sentado un precedente y enviado un mensaje que caló muy hondo: Fitur no se arruga. La de 2021 quedó reducida a una suerte de edición fantasma, excepcionalmente celebrada durante el mes de mayo, recordada unánimemente como un encuentro triste y desolador. No obstante, por encima de todo, constituyó un inequívoco símbolo, el primero quizás, del proceso de recuperación del turismo mundial. No nos atrevimos entonces a comparecer como expositores, pero entendimos que lo correcto era asistir. Estar, había que estar.

Solo ocho meses después, en enero de 2022, el panorama era ya bien distinto. En nuestro país, lo peor de la Covid-19 había quedado atrás. Mientras la gente perdía la cuenta del número de olas surfeadas, el Coronavirus perdía letalidad. La vacuna había hecho su trabajo y la sociedad aprendía a convivir con este incómodo acompañante, cambiando el miedo por el respeto. Y Fitur regresó al frío de la capital en invierno. Todavía resultaba fácil encontrar las siete diferencias entre aquella feria y su versión pre-pandemia, pero había claros indicios de normalidad. De nuevo, Ifema repartía la dosis justa de optimismo que el sector demandaba para metabolizar tanta penuria e impotencia.

El pasado año terminó siendo un año de récord en muchos sentidos. No sería justo decir que ha sido un camino de rosas, pero lo cierto es que nadie parecía estar dispuesto a poner la otra mejilla después de semejante bofetón. Así, pese a las innumerables crisis derivadas de la guerra de Ucrania, pese a la inflación, pese a la recesión… El mundo entero ha vuelto a viajar. Le pese a quien le pese. Y en Paraty Tech, por fin, volvimos a un Fitur como los de antes.

Con stand. Sin mascarillas. Con chuches. Sin gel hidroalcohólico. Con citas. Sin pantallas. Con ganas. Sin rencores. Las cifras de la presente edición, recién concluida, han superado todas las expectativas: 66.900 m2 netos de exposición, 222.000 asistentes, 136.000 profesionales, 8.500 empresas, 131 países, 755 expositores titulares. Hablamos de parámetros muy próximos ya a los de su récord histórico. Algo impensable semanas atrás.

Los 40 m2 de nuestro stand se han quedado cortos para satisfacer las agendas de los/as 16 compañeros/as que se han desplazado hasta Madrid. En el almacén no cabía ni un abrigo más, prácticamente había que coger número para ocupar alguno de los seis puestos de trabajo disponibles, y tanto los vasos de café, como los botellines de agua, nos han ido ganando terreno paulatinamente a medida que avanzaban las jornadas.

Han sido tres días intensos, emocionantes, ilusionantes y emotivos, en los que hemos aprovechado para sembrar, pero también para recoger. Para descubrir y para difundir. Para establecer nuevas alianzas, reforzar relaciones y consolidar posiciones. Salvo invasión extraterrestre (lo único que nos queda por ver ya), auguramos un gran 2023 y una larga vida a la reina (de las ferias).
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