Todo parece indicar que 2022 será el año en el que, por fin, se asienten las bases de la recuperación del sector turístico, pero entra en juego un claro factor diferenciador para las empresas respecto a otros años: el control de los costes y de la rentabilidad, ante todo. La competitividad se torna en un factor cada vez más decisivo que encuentra en los datos el único recurso fiable para trabajarla.
Es ahí donde el papel de los destinos es clave para el cumplimiento de todos los objetivos asociados a una gestión más eficiente: favorecer un mayor acierto en el tratamiento de los flujos de viajeros, identificar oportunidades que generen mayores ingresos, apostar por la desestacionalización y la diversificación de mercados, etc. Nos enfrentamos a una nueva era en la que el análisis de la competitividad ha vuelto para quedarse.
¿Sabes cuáles son realmente tus competidores? ¿Estás presente en los mercados en los que lo hacen ellos? ¿Conoces los canales de distribución con los que trabajan, para saber cuáles pueden ser realmente tus oportunidades? ¿Analizas aquellos canales de la distribución que contribuyen a la desestacionalización del destino?
A raíz del estallido de la pandemia, determinados destinos tradicionalmente no tan atractivos ni demandados, han ganado puntos por el mero hecho de estar menos masificados, situación que ha desembocado en un ambiente de creciente competitividad. Todos los destinos, con independencia de su grado de madurez, se han visto obligados a adaptarse a este nuevo contexto, a las cambiantes tendencias en la demanda, a las modificaciones que han experimentado las preferencias de los turistas y sus hábitos a la hora de viajar. Como consecuencia, la competencia entre destinos es ahora encarnizada.
En realidad, incluso antes de la irrupción de la Covid-19, se apreciaba ya un aumento de los flujos turísticos, que también supuso un incremento del número de destinos. Este hecho, unido al aumento del número de países que han pasado a considerar el turístico como uno de sus principales sectores, priorizando su desarrollo, como es el caso de la recuperación de Túnez o de Grecia entre otros, se ha traducido en una mayor dificultad para competir de forma sostenible en el mercado internacional.
Por este motivo, hoy más que nunca, resulta tan oportuno el análisis de la posición competitiva de los destinos y de los mercados, poniendo el foco sobre la capacidad real del sector para adaptarse a una situación de cambios y para seguir contribuyendo al crecimiento económico.
La OMT ya ha orientado una línea de trabajo hacia la competitividad turística y el desarrollo competitivo del sector; La Comisión Europea también considera esenciales estos aspectos, así como la protección de los turistas y del entorno; Y el Consejo Mundial del Turismo y Viajes (WTTC), también recoge algunos indicadores de competitividad turística a tener en cuenta:
- Competitividad de precios / paridad
- Factor humano
- Desarrollo de infraestructuras
- Medioambiente, el entorno físico y los medios dedicados para su gestión y conservación
- Desarrollo tecnológico
Entonces… ¿es buena idea trabajar en la contención de los precios? ¿el gasto por turista ha tendido a disminuir? ¿son relevantes los precios de la oferta complementaria?
A nivel global, el sector debe ampliar el atractivo turístico de su oferta, pero para hacerlo, además debe posicionarse activamente en el desarrollo de las nuevas tecnologías y de la sostenibilidad que, definitivamente, se han consolidado como herramientas estratégicas de competitividad turística.
El producto es esencialmente la experiencia turística, que engloba, no solo los servicios de alojamiento o actividades, sino también el grado de satisfacción y las expectativas. Por tanto, es fundamental disponer de datos de satisfacción del destino para determinar cuál es el perfil de nuestro cliente potencial.
Sin dejar de tener en cuenta, por supuesto, la capacidad competitiva de las empresas del sector, las que, a fin de cuenta, prestan de manera directa los servicios a los turistas. Todos los datos que se les puedan facilitar, ya sean pymes o grandes empresas, deben ser compartidos. La democratización del dato es casi una obligación.
En resumen, la competitividad turística no es otra cosa que estar por encima de la media del sector para confeccionar productos con valor añadido. Y ese valor añadido, se crea a través de una estrategia basada en datos reales y medibles, que van a brindarnos la capacidad de competir, van a desvelarnos una o varias ventajas competitivas que nos permitan diferenciarnos de los destinos competidores, en aquellos mercados en los en los que aspiramos a promover y a comercializar nuestros productos.
Ahora es el momento de que el destino se muestre más proactivo que nunca, defina su perfil de visitante y se centre en explotar al máximo su identidad, sin esperar a que sea el turista quien lo escoja. Debe procurar anticiparse, ir un paso por delante.
En este sentido, convertirse en Destino Turístico Inteligente constituye una oportunidad única para aumentar la eficiencia y la competitividad. Cada vez más administraciones públicas gestoras de destinos apuestan por los datos y por la adopción de políticas de innovación para optimizar sus recursos, una actitud que, sin duda, se verá impulsada por los fondos Next Generation durante los próximos 2 años.
Nuestra plataforma de inteligencia turística y nuestros informes periódicos de diagnóstico de destino, basados en Smart Data, se erigen como herramientas clave para identificar oportunidades y debilidades competitivas, y para tener a mano las respuestas a todas las preguntas que nos formulábamos al comienzo de estas líneas.
Finalista en la categoría de gobernanza en los AMT Smart Destination Awards, e incluida en el ranking de las 40 empresas más innovadores del sector, Turobserver es, como apuntaba recientemente su fundador Pedro Díaz Burló, “una empresa consolidada a nivel mundial en cuanto a información turística y puntera en web scraping y monitorización de datos, con una plataforma que se nutre de una de las redes de información más amplias del sector… OTAS, webs de reputación online, plataformas de alojamientos turísticos, turoperadores, rent a cars, hoteles, etc. Y, además, datos oficiales generados por nuestros partners. Nuestro compromiso con el destino se traduce en su comercialización y distribución, su posicionamiento frente a la competencia, su promoción a través de workshops virtuales, servicios de auditoría y consultoría y un firme compromiso con la formación a los profesionales del turismo. Un destino que tenga claro qué busca y qué datos son importantes para él, obtendrá resultados mucho más reveladores y podrá crear así un destino más exigente y competitivo, basado en la digitalización y en la aplicación de tecnologías”.